miércoles, 14 de enero de 2009

BRUGUELANDIA


Sólo hace falta asomar la cabeza a los diarios de todo pelaje para caer en un profundo estado de depresión. Gaza-Israel, crisis galopante, paro desbocado, el Barça imparable, la película de Spirit y, encima, un frío del carallo. Ante semejante panorama sólo queda optar por lo mismo que el ser humano ha hecho siempre en estos casos: reirse.

De qué o de quién, con quién o con qué… ese ya es otro tema…

En caso de emergencia se puede acudir al kiosko de la esquina (dado que no todo el mundo tiene una librería especializada en su barrio o ciudad), donde, salvando secuestros de tiradas y otros estropicios de la justicia envenenada, podemos encontrar cada semana y desde 1977 la revista El Jueves, siempre fiel a su cita, a fin de solventar las necesidades humorísticas del ciudadano.

Desde su fundación, poco ha cambiado lo fundamental de la revista en cuanto a formato e intenciones. Lógicamente, la plantilla de autores se ha ido renovando, pero, teniendo en cuenta que han pasado ya 32 añazos, no tanto como seria de esperar. Como es tradición, la actualidad más inmediata ocupa las portadas y un pequeño tanto por ciento de las páginas del interior, pero con la nueva generación de autores el humor basado en personajes fijos es hoy la nota dominante. Por lo que parece, los autores del salto generacional se muestran más interesados en contar historietas humorísticas, entroncando directamente con la escuela de semanarios de humor de Bruguera, Valenciana o TBO, frente a los autores fundacionales, humoristas que utilizan indistintamente el cómic o el chiste gráfico como forma de expresión.

Cada uno tendrá sus preferencias, claro está, pero creo que los acercamientos costumbristas a la cotidianeidad del siglo XXI, ofrecen lo mejor de este jueves presente. Manel Fontdevila, Ladislao Kubala, Monteys… renuevan el legado de los Kim, Óscar Nebreda, Mariel Soria, Enrique Ventura, Azagra, o un resucitado Ja (que no hace olvidar al maestro Ivá, pero parecería haber ocupado su puesto en la alineación del “sector clásico” de la revista), quienes prosiguen entregando semanalmente como si el tiempo no pasara, impasible el ademán. La principal evolución de el Jueves, parece ser que, definitivamente, la balanza entre humor de actualidad y constumbrismo brugueriano (con personajes que, dejando a un lado cuestiones de lenguaje o sexualidad, podrían aparecer en cualquiera de las cabeceras clásicas de Bruguera), se ha decantado por esta segunda opción.

Aún más evidente es esa asimilacion del formato de los semanarios de humor infantiles de antaño, en el caso de la revista Amaníaco. De periodicidad trimestral, obviamente se deja a un lado la actualidad y se centra en la búsqueda de personajes fijos. Comparte autores con El Jueves, pero aún más significativa es la presencia habitual de Jan, el conocido autor de Superlópez .

El gesto de homenaje que esta imitación supone, es de agradecer e incontestablemente merecido. Sin embargo, creo que la intención supera a los resultados.

La escuela brugueriana dominó la producción durante décadas en España y todos nuestros autores de los ochenta y los noventa mamaron de esas fuentes, pero supieron armonizar el legado junto con otras influencias y lo vertieron en su obra de un modo más sutil del que hacen gala las generaciones actuales. Aunque apareciera más pronunciada en el caso de los autores más humorísticos -véase el Makoki de Gallardo y Mediavilla-, por lo general, la impronta se intuía, pero no de la manera burda que los autores de Amaníaco evidencian.

Pareciera que nuestra escuela del humor más clásico haya dejado una huella demasiado duradera. Cabe esperar que una nueva generación de autores posterior a la actual se anime a explorar nuevos caminos.

De momento los de hoy consiguen al menos su más modesto objetivo, que no es otro que hacernos, si no reir, sí, al menos sonreir; lo que tal y como está el patio ya es bastante.

No hay comentarios: